Como casi todo, en exceso el azúcar puede ser perjudicial, pero dejar de consumirla, también La vieja costumbre de saborear algo dulce después de comer no surgió por imposición de alguna golosa antojadiza, la razón de todo esto es muy simple: ¡los humanos necesitamos azúcar!

Basta con entender que todo lo que el cuerpo humano ingiere acaba siendo transformado en glucosa, que es el combustible que necesitan las células para funcionar.

Lo malo es consumir azúcar refinada en exceso. Si lo haces con moderación, el cuerpo la convierte en glucosa para producir energía, pero si nos pasamos de la dosis, los niveles en la sangre se desbalancean.

Y entre más refinada sea, es más probable que tu cuerpo reaccione de forma negativa y una de las posibles consecuencias de este desequilibrio es la temida diabetes.

Existen cientos de alimentos dulces que no tienen ningún tipo de valor nutricional, como muchos de los cereales que comemos en el desayuno, las gomitas, los caramelos y un largo etcétera que abarca a toda la comida chatarra.

La solución son los endulzantes sanos, cuya campeona es la miel, que es procesada con mucha mayor facilidad y convertida instantáneamente en energía.

También puedes recurrir a la melaza (miel de caña), el almíbarorgánico de maple y el azúcar morena, con moderación.

La mejor fuente de azúcares naturales está en las frutas, consulta nuestra tabla para que descubras cuáles son las que más te conviene comer.