Las películas románticas, las novelas que leemos, las series televisivas, los programas de radio… todos hablan del amor como un sentimiento que en la mayoría de las veces va asociado a la ya clásica metáfora de las mariposas en el estómago. Sin embargo, lasmariposas de verdad no se mudan a las barrigas de los que se enamoran, y aunque la metáfora pueda sonar un tanto cursi y nada real, lo cierto es que algo de razón lleva, porque cuando surge el amor, el organismo humano desata una serie de hormonas y de compuestos que hacen sentir precisamente ese cosquilleo que asociamos con el dicho popular.

Y es que si nos ponemos a analizar los síntomas físicos de estar enamorada ¡Las mariposas si que existen! Pero no son mariposas. Me explico mejor. Si te has enamorado o actualmente te encuentras en esa fase, te habrás dado cuenta de que además de sentir ese cosquilleo estás contenta, feliz, como si la vida fuese de verdad del cristal de color de rosa. Pues has de saber que ambos síntomas no los provoca directamente tu ser amado, sino que lo que sientes por él hace que en tu cerebro aumenten, o mejor dicho, se disparen las dosis hormonales de dopamina, una sustancia que generamos naturalmente y que hace que nos sintamos bien, positivos y estemos felices.

A la felicidad permanente que nos da esa dosis extra de la dopamina hay que sumar otra de las hormonas que segregamos cuando nos enamoramos, el cortisol, que está relacionada con el estrés, y que nos hace sentir mucho más dinámicas, con mucha más energía y con ganas de comernos el mundo, pero cuyos efectos negativos se contrarestan por ese exceso de dopamina, que nos hacen sentir más en forma sin el agobio propio de ésta última sustancia.

O sea, que sí, el sentir popular de las mariposas en el estómago es algo real, pero es algo que produce nuestro organismo. Y no dura demasiado, por eso se dice que el amor tiene como mucho 18 meses de vida. Pero se refieren al amor relacionado con los procesos hormonales de nuestro organismo, que lógicamente no puede vivir eternamente con tan altas dosis de esas sustancias que aunque son naturales y producidas por nosotros mismos, actúan prácticamente como una droga, que no sería sostenible para nuestra salud más allá de ese período. Así que si sientes mariposas, ahora que ya sabes el porqué, disfrútalas, que como casi todo, no son eternas.