El colombiano Jorge Yepes llegó a ser el hombre de confianza de Keith Richards. La vida fue dura para él, que terminó deportado a su país natal. Ahora, lava edificios para vivir

Crédito foto: Gentileza El Tiempo 

El Tiempo difundió la historia de Jorge Yepes, el colombiano que llegó a compartir los momentos más íntimos de la mítica banda Rolling Stones. “Yo sé cuál es su anillo de calavera preferido, su pipa y su chaqueta de la suerte; sé qué come; lo sé todo”, cuenta Yepes al diario colombiano, trepado en una escalera de hierro desde donde limpia los vidrios de la fachada de la terminal de transportes del sur de Medellín.

El colombiano dejó su país cuando el narco asesinó a su padre. Con el resto de su familia, desembarcaron en Connecticut, Estados Unidos, en 1997. Allí, conoció, pocos meses después, a Keith Richards.

Según narra el diario, Yepes consiguió un trabajo pintando casas para la compañía Designer’s Choice. Su primera misión: pintar, con 30 obreros más, la mansión del guitarrista de los Rolling Stones.

“Yo podía estar muy ocupado, pero veía que algo podía hacer para ayudar y me acomedía, así como uno hace en Colombia. Bajaba maletas, el mercado y lo que fuera, y no porque él fuera un roquero famoso, sino porque los paisas somos así”, detalla el ex mayordomo de Hollywood.

-George, ¿y de dónde eres?

-Soy de Medellín, Mr. Richards, de Medellín, Colombia -respondió Yepes con cierto nerviosismo.

-Medellín, the best, the best in the world, George.

Y así comenzó todo…

Pronto, Yepes se volvió el hombre de confianza de Richards, de sus hijas (Teodora y Alexandra) y de su esposa, la supermodelo Patti Hansen. “Me tocaba ir a Nueva York a llevarle una chaqueta, un anillo o algún objeto que había olvidado en su mansión. Viajaba con ellos y entraba a los camerinos en los conciertos”.

¿Qué pasó? “Pues la cagué. Me puse a hacer vueltas raras y vea, aquí estoy. Pero eso sí, mejor se lo cuento con un ron”, dice Yepes, que, tras recoger sus recuerdos de la mesa de centro, se dirige a la tienda de la esquina.

Yepes terminó capturado por la DEA y, más tarde, condenado por lavado de activos y trasladado a una cárcel en Pensilvania. Estuvo seis meses preso y fue deportado. Lo perdió todo. Hoy, limpia vidrios.

Fuente: infobae