Desde tiempos inmemorables el hombre ha utilizado diversas formas para comunicarse. No obstante la producción oral ha predominado por ser parte de la naturaleza humana (Calsamiglia y Tusón, 2002: 27). Es por esto que se hace necesario que los individuos en su desarrollo (intelectual) mejoren su competencia de oralidad. Este escrito tiene como objetivo principal promover la importancia que tiene trabajar en los estudiantes la lengua oral. Lo que implicaría desarrollar en los dicentes la destreza de producir discursos orales adecuados a las circunstancias (contexto) y la capacidad de comprender los discursos que producen los demás.

Es conocido el fenómeno que se da, de manera generalizada en nuestras escuelas, que cuando el niño llega al salón de clase se cree que este ya tiene la competencia de oralidad, porque puede hablar y que solo necesita adquirir la escrita porque es lo que se supone aun no ha aprendido. Por ello la oralidad se ve desplazada y poco trabajada en las aulas. Sin embargo la realidad es que los estudiantes necesitan transformar el habla informal que traen consigo y acrecentar su repertorio verbal. (Abascal, 1993: 160) Esto porque estamos formando sujetos sociales que deben responder a cualquier situación comunicativa conforme a las exigencias del contexto.

Los espacios educativos deben explotar el potencial del estudiantado creando contextos que favorezcan el desarrollo de las destrezas orales. En el salón de clase se deben fomentar las actividades que permitan al estudiante mantener un papel activo siendo emisor y receptor a la vez. Así como traer al aula situaciones comunicativas a la que generalmente nos enfrentamos o nos podemos enfrentar en un momento dado de nuestra vida. Por ejemplo una entrevista de trabajo o en un medio de comunicación, un trabajo en servicio al cliente…etc

Es necesario por tanto que los docentes motiven al estudiantado para que este se involucre en todas aquellas actividades que estratégicamente ha planificado el maestro para desarrollar las habilidades orales. Pues la escuela es el  lugar idóneo para aprender la lengua oral, ya que en  ella el estudiante se apropia del discurso formal y tiene la posibilidad de convertirse en un comunicador efectivo.