En octubre de este año un devastador informe encargado por la Agencia del Medio Ambiente de Austria y desarrollado por la Universidad de Viena, confirmó por primera vez la presencia de microplásticos en excrementos humanos, provocando revuelo en la comunidad científica internacional.

¿Qué son los microplásticos? Fragmentos inferiores a 5 mm y que provienen de una gran variedad de fuentes, incluidos los cosméticos, ropa, artículos de pesca, deshechos plásticos de uso cotidiano y procesos industriales.

Pero además, de acuerdo con la Oficina de Medio Ambiente de la ONU, los microplásticos están presentes en la cadena alimentaria humana y hasta ahora han sido encontrados en peces y mariscos, agua embotellada, las cervezas, la miel y la sal.


90%

de la sal del mundo está contaminada con residuos plásticos, principalmente la proveniente del mar.


En el caso del condimento, una investigación publicada por la Universidad Nacional de Incheon, en Corea del Sur, en la revista Environmental Science & Technology, revela que el 90% de la sal del mundo está contaminada con residuos de plástico, principalmente la proveniente de los océanos.

El estudio determinó que las  mayores cantidades de microplásticos se encontraron en la sal vendida en Indonesia y que la sal marina era que la contenía una más alta concentración, seguida por la de lago y la de roca.

“Las partículas microplásticas más pequeñas son capaces de entrar en el torrente sanguíneo, el sistema linfático e incluso pueden llegar al hígado”, detallaron los investigadores sobre los efectos que pueden tener estos elementos en las personas.

El agua embotellada es otro de los alimentos que consumimos ampliamente contaminados. Así lo probó un análisis  impulsado por la asociación de periodistas sin ánimo de lucro Orb Media, con sede en EEUU, y llevada a cabo en los laboratorios de la Universidad Estatal de Nueva York.

En dicho estudio, se revisó el agua de 259 botellas de marcas como Evian o Nestle Pure Life y concluyó que el 93% de las mismas contenían microplásticos, siendo el polipropileno, poliestireno, nylon y polietileno los más presentes.

Microplásticos

Por su parte, investigadores chilenos de la Universidad de Magallanes confirmaron en junio de este año la presencia de microplásticos en el estómago de la centolla magallánica, siendo el primer registro en su tipo publicado en una revista científica.

En 2015 en tanto, un estudio portugués encontró microplásticos en el 19,8% de 263 pescados de 26 especies comerciales. Asímismo se han encontrado en peces y mariscos del Canal de la Mancha, el Mediterráneo, el Atlántico, el Pacífico Norte y el Mar Báltico, entre otros lugares del planeta.

En el caso de la cerveza, el problema al menos se conoce desde el 2014, cuando en Alemania decidieron analizar uno de sus principales productos. En el estudio, publicado en la revista Food Additives and Contaminants, se analizaron 24 muestras de cerveza obtenidos en los supermercados locales detectando microplásticos en todos los casos.

En ese estudio se confirmó la presencia de entre 5% a 71% para el material granular, del 14% al 87% de fragmentos y de 3% a un 57% de las fibras. Los autores del estudio Gerd Liebezeit y Elisabeth Liebezeit, detallaron en sus conclusiones que las posibles causas de la contaminación provendrían de los elementos utilizados en el proceso de producción y la ropa y piel de los trabajadores de la cervecería como fuentes probables.

Estos elementos también se ha detectado en productos como el azúcar o la miel y probablemente los científicos seguirán encontrando mediante análisis validados por la ONU en su lucha contra la contaminación del planeta, que la presencia y los daños que provocan los microplásticos es mucho mayor de lo que hasta ahora se ha considerado.

EN BUSCA DE SOLUCIONES

La ley REP que regulará los empaques y contenedores de los productos, podría traernos un beneficio extra en relación con la contaminación por microplásticos. “Si bien esta ley no tiene una regla literal al respecto, en muchos casos la modificación del diseño y material de los envases podría apoyar a evitar este fenómeno”, explicó a Metro la gerenta de sustentabilidad de Cyclo Sustainability, Gabriela Quintana.

La especialista añade que el impulso de una gestión más responsable de desechos evitaría también la presencia de los microplásticos en el mar. Esto podría traer como consecuencia positiva que menos peces los consuman y por defecto, también los humanos.

“Es muy difícil regular la presencia de micropartículas. No sólo pasa con los plásticos, sino que también con metales. Campañas internacionales están buscando desincentivar el uso de estos productos. Tener líneas de producción más limpias y optimizadas podría ser de ayuda”, agregó Quintana.

Cambiar el plástico por papel o por materiales creados con fibra vegetal pareciera ser la tendencia en todo el mundo. Que no sólo ayuda a un mejor proceso de reciclaje, sino que también a disminuir el impacto del calentamiento global o casos de contaminación cruzada como la presencia de microplasticos en productos de consumo humano.

Por: Consuelo Rehbein