Buscar un tratamiento de hongos vaginales no siempre es fácil, sobre todo porque se trata de una dolencia estigmatizada. Es habitual que se piense en ellos como una enfermedad de transmisión sexual (ETS), pero lo cierto es que hay muchas más formas de contraerlas.

Los más comunes suelen venir de la bacteria Candida albicans, que está presente tanto en los intestinos como en los genitales. La infección se produce cuando hay un exceso de la misma.

El origen de dicho exceso también puede ser:

  • Un cambio hormonal
  • Una bajada de defensas
  • Un efecto secundario de la ingesta de antibióticos
  • Unos niveles de azúcar altos
  • Incluso un cambio brusco de temperatura puede afectar al equilibrio de las bacterias.

No obstante, si has mantenido relaciones sexuales con otra persona, lo ideal es que se lo comuniques.

Aun cuando el origen no sea este en tu caso, puedes habérselo contagiado a alguien, también si ha sido sexo oral. Además, ten en cuenta que a veces estos son asintomáticos, por lo que tal vez no han detectado que los tienen.

Por qué usar el ajo en el tratamiento de hongos vaginales

Si atendemos a las propiedades del ajo, nos damos cuenta de que es ideal para este tipo de problemas. Al majarlo, obtenemos una sustancia denomina aliina.

Cuando esta se mezcla con la enzima alinasa, se forma una sustancia llamada alicina, que es una gran fungicida.

Además, el ajo también nos ayuda a fortalecer el sistema inmunitario. Así, peleamos contra los hongos, al tiempo que ayudamos a que nuestras defensas resistan los ataque de los mismos.

Por último, también contiene ajoene, otro compuesto que lucha contra el resto de microorganismos generados en las infecciones. De esta manera, la vagina queda limpia de cualquier elemento que nos haga daño.

En qué consiste el tratamiento con ajos

En la teoría suena genial, pero ¿no sientes un poco de incredulidad cuando piensas en su aplicación?

Al tratarse de una zona tan sensible, no nos extraña que tengas reticencias, pero este remedio natural es totalmente inofensivo. No obstante, si aún no estás segura, siempre está la posibilidad de preguntarle al doctor.

Si te animas, aquí tienes las instrucciones para aplicar el tratamiento recomendado:

Machaca tres dientes de ajo con ayuda de un mortero o una picadora. Intenta que los pedazos sean muy pequeños
Emplea una gasa desinfectada y envuelve bien el ajo, como si fuera un pequeño saco.
Séllalo con un hilo fuerte (piensa que después tendrás que tirar de él).
Ponlo en la zona afectada o introduce el saquito dentro de la vagina, como si fuera un tampón.
Mantenlo ahí entre 2 y 3 horas. Nunca puede superar las 4 horas.
Tira del hilo para sacarlo.

Al principio, es posible que sientas cierta comezón. Incluso hay quien percibe ciertos fluidos con apariencia lechosa. No te preocupes, es muy habitual, ninguna de las dos cosas es dañina.

No obstante, si no notas alivio, consulta con el médico, porque quizás necesites otras soluciones. Recuerda comunicarle que has recurrido a este remedio. Debe tener toda la información posible.

Puedes usar el ajo para controlar los hongos vaginales

Hay mujeres que solo sufren este problema una vez en la vida. Otras, sin embargo, lo padecen de forma recurrente. En el caso de estas últimas, tienen que protegerse para deshacerse de los mismos o para reducir su frecuencia.

Para conseguirlo, tenemos a nuestra disposición pastillas de polvo de ajo en las tiendas de naturopatía y en las farmacias.

La dosis habitual suele consistir en un comprimido antes de cada comida. El objetivo es potenciar sus nutrientes gracias al ajo, y poder vigorizar nuestras defensas.

Asimismo, también existen maneras deliciosas de tomarlo crudo. Por ejemplo, puedes introducir un ajo en un aceite de oliva que puedas tener reservado para tostadas y bocadillos.

El sabor es delicioso y su capacidad para controlarlos, así como para cuidar tu salud general, es inconmensurable.

Aunque siempre bajo la supervisión de un facultativo, es aconsejable que pruebes remedios naturales para el tratamiento de hongos vaginales y otras afecciones similares.

Precisamente por tratarse de una zona tan delicada, lo mejor es respetar nuestro organismo y emplear terapias poco agresivas.

Fuente: mejorconsalud